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La división de una página en columnas es uno de esos recursos que, aunque parezcan sencillos, tienen el poder de transformar por completo la experiencia de lectura y la percepción visual de cualquier documento. Desde las grandes revistas ilustradas hasta los libros técnicos, pasando por catálogos de productos o manuales, la estructura columnar es una herramienta clave para organizar la información, guiar la mirada y dotar de ritmo y coherencia a la composición. Pero, ¿cuándo conviene realmente dividir una página en columnas? ¿Cómo se gestiona la presencia de elementos que deben ocupar todo el ancho disponible? Y, sobre todo, ¿cómo se consigue que todo funcione con naturalidad y armonía, sin que el diseño se convierta en un caos visual? Vamos a sumergirnos en el fascinante universo de las columnas y descubrir sus secretos.
El arte de dividir: cuándo y por qué usar columnas
Dividir una página en columnas no es una decisión que se tome a la ligera. El uso de columnas responde a una necesidad muy concreta: facilitar la lectura y la comprensión de la información. Cuando nos enfrentamos a grandes bloques de texto, el ojo humano tiende a perderse, saltar renglones o incluso abandonar la lectura por puro agotamiento. Las columnas, en cambio, fragmentan el contenido en porciones más manejables, permitiendo que la vista avance con mayor comodidad y el cerebro procese la información de forma más eficiente.
La cantidad de columnas depende en gran medida del tipo de documento y del efecto que se quiera conseguir. En una novela, lo habitual es emplear una sola columna para favorecer la lectura continua y envolvente. Sin embargo, en revistas, manuales, catálogos o libros técnicos, la división en dos, tres o incluso más columnas aporta dinamismo y flexibilidad. Por ejemplo, una revista de actualidad suele optar por tres columnas para combinar textos, imágenes y destacados sin perder claridad. Un catálogo de productos, en cambio, puede necesitar cuatro columnas para mostrar varias referencias en paralelo y facilitar la comparación.
El ancho de las columnas es un aspecto fundamental. Si son demasiado anchas, la lectura se vuelve fatigosa; si son demasiado estrechas, el texto se fragmenta y pierde fluidez. Lo ideal es que cada línea contenga entre siete y diez palabras, lo que permite que el ojo recorra la columna sin esfuerzo y pase a la siguiente con naturalidad. El espacio entre columnas, conocido como medianil, también juega un papel crucial: debe ser lo suficientemente amplio como para separar visualmente los bloques, pero sin crear un vacío excesivo que rompa la unidad de la página.
La retícula es la gran aliada en este proceso. Se trata de una estructura invisible que divide la página en columnas y filas, sirviendo de guía para distribuir los elementos de manera ordenada y coherente. Gracias a la retícula, es posible mantener la armonía en todo el documento, asegurando que los márgenes, los espacios y las proporciones se respeten en cada página. Además, la retícula permite experimentar con diferentes combinaciones de columnas, adaptando la estructura a las necesidades de cada sección o tipo de contenido.
Ejemplos prácticos y gestión de elementos a ancho completo
En la práctica, la división en columnas se traduce en una enorme variedad de soluciones creativas. Imagina la portada de una revista: el título principal suele ocupar todo el ancho de la página, captando la atención del lector desde el primer momento. Debajo, el sumario o los artículos destacados se distribuyen en varias columnas, creando un ritmo visual que invita a explorar el contenido. En el interior, los reportajes combinan textos en columnas con imágenes que pueden saltar la retícula y extenderse a lo largo de varias columnas, aportando dinamismo y jerarquía.
Otro ejemplo clásico es el de los catálogos de productos. Aquí, la estructura columnar permite mostrar varias referencias en paralelo, cada una con su imagen, descripción y precio. Esta disposición facilita la comparación y agiliza la toma de decisiones. Sin embargo, hay momentos en los que es necesario romper la retícula: una fotografía de gran impacto, una tabla comparativa o una cita destacada pueden ocupar todo el ancho de la página, interrumpiendo temporalmente la estructura columnar para resaltar su importancia.
La gestión de estos elementos a ancho completo es todo un arte. No se trata de romper la retícula por capricho, sino de hacerlo con criterio y sentido editorial. Los elementos que ocupan todas las columnas deben tener suficiente peso visual o informativo para justificar su protagonismo. Por ejemplo, una imagen a sangre puede servir de transición entre dos secciones, un título a ancho completo puede marcar el inicio de un nuevo capítulo, y una tabla panorámica puede resumir datos clave de un vistazo.
La clave está en la flexibilidad. Aunque la retícula marque una división clara en columnas, es posible fusionarlas o agruparlas temporalmente para dar cabida a estos elementos especiales. De este modo, se mantiene la coherencia general del diseño, pero se introduce variedad y ritmo, evitando la monotonía y guiando la atención del lector hacia los puntos más relevantes. El resultado es una composición equilibrada, en la que cada elemento encuentra su lugar y contribuye a la narrativa visual del documento.
Consejos para lograr una maquetación de columnas eficaz
Dominar el uso de columnas en la maquetación es una cuestión de práctica, observación y sentido común. El primer paso es definir una retícula adecuada al tipo de contenido y al formato del documento. No existe una fórmula universal: lo importante es que la estructura facilite la lectura, organice la información y permita jugar con diferentes combinaciones de elementos.
Es recomendable experimentar con distintas cantidades y anchos de columnas hasta encontrar la configuración más cómoda y atractiva. Una vez establecida la retícula, conviene respetarla en la mayor parte del documento, reservando las rupturas de la estructura para aquellos elementos que realmente lo merezcan. Así se logra un equilibrio entre orden y creatividad, entre previsibilidad y sorpresa.
El espacio en blanco es otro aliado fundamental. No hay que temer a los márgenes generosos ni a los medianiles amplios: el aire entre columnas y alrededor de los elementos permite que cada bloque respire y se aprecie mejor. Un diseño sobrecargado, con columnas demasiado apretadas o sin separación suficiente, resulta agobiante y dificulta la comprensión.
Por último, es importante revisar el conjunto con una mirada crítica. Una buena maquetación columnar se reconoce porque invita a leer, guía la mirada con suavidad y transmite una sensación de orden y armonía. Si algo chirría, si el ojo se pierde o si la página resulta confusa, es señal de que hay que ajustar la retícula, el ancho de las columnas o la disposición de los elementos a ancho completo.
La división en columnas, lejos de ser una imposición rígida, es una herramienta versátil y poderosa. Permite organizar la información, jerarquizar los contenidos y dotar de personalidad a cualquier documento. Con práctica y atención al detalle, las columnas pueden convertirse en el mejor aliado del diseñador, transformando una simple página en una experiencia visual memorable.
Referencias
-
White, J. V. (2003). «Diseño para la edición». Madrid: Ediciones GG.
Manual esencial sobre estructura y función de las columnas en la maquetación editorial, con ejemplos claros y didácticos. -
Müller-Brockmann, J. (2001). «Sistemas de retículas». Barcelona: GG.
Referencia imprescindible sobre retículas modulares y su aplicación en el diseño gráfico impreso. -
Ambrose, G., & Harris, P. (2011). «Diseño y maquetación». Barcelona: Parramón.
Guía práctica sobre organización de la página y el uso de columnas en soportes impresos. -
Eguaras, M. (2024). «Retícula compleja: maquetación de libros con varias columnas».
Artículo especializado en flexibilidad y ventajas de las retículas multicolumna en libros y catálogos. -
UOC (2025). «Proyecto II: Diseño editorial | 5. Trabajar con la retícula».
Material docente sobre la importancia de la retícula y las columnas en la armonía visual de publicaciones impresas.
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